jueves, 28 de noviembre de 2013

Historia 1

El patio de colegio


Las redes sociales cada vez me recuerdan más a cuando iba al instituto y MariChoni me decía "Si vas con esta, ya no te ajunto", entonces yo, como una aprendiz de Arpía a la que no le habían dado el título aún, hacía caso como una borrega que adoptaba la última posición en el rebaño de seguidores de MariChoni. Tenía trece años, aún es perdonable porque ya se sabe, lo que mola en el Insti es ir con los "popus" y los macarrillas de turno buenorros por los que una pierde el culo y descienden tus notas hasta estar a punto de repetir curso por tener la brillante idea de hacer novillos con los "guays", poniendo a prueba a tus padres para comprobar si son capaces de dejarte encerrada en casa, atada a la cama hasta por lo menos el día de la graduación en esa cosa llamada ESO.
Pues en eso se está transformando el JetoLibro. Hay múltiples grupos llenos de personas que se encuentran en unos y otros, compartiendo opiniones sobre ciertos temas e incluso se crean grandes amistades dentro de la comunidad, pero siempre hay alguien que discrepa con otro, entonces viene cuando se parten en grupos rollo "las Divinas" y "las Pecosas", llegando a la conclusión de qué no se sabe quién es del lado oscuro de la fuerza o de mordor.
Siempre me encuentro en la situación de ver las cosas y por suerte o por desgracia, como buena Arpía, a veces me resulta físicamente imposible no meterme. ¡Me va la marcha! Pero es que cuando observas la vena infatiloide de personas que ya tienen sus años bien entrados (y os aseguro que bastantes más que lo míos), actuar de forma tan tremendamente puberta, pienso ¿en serio sois así de imbéciles? ¿Vuestras mentes están en nunca jamás junto a los niños perdidos y vuestros cuerpos envejecen pero vuestras mentes no avanzan? ¿Qué fumáis? ¿Me dais un poco para ver si así comprendo vuestro grado de estupidez?
Es tan surrealista las cosas que la Arpía llega a ver por ahí con sus ojos que solo podría escribir aquí una ínfima parte de ello porque tendría para escribir un millón de páginas y mi tiempo es demasiado valioso como para dedicarlo exclusivamente a la guarderia. Por que sí, van descendiendo en la escala del paso del tiempo, de adolescentes, a niños y después a niños de guardería. Llamarlos el espermatozoide que tuvo suerte, sería demasiado brusco. Por ahora...

Hace unos días pasó algo referido a este tema. Vamos a ponerles nombre a los grupos, para que os hagáis a la idea porque esto va en masa y inventarme nombres para todos puede ser como la construcción de la Sagrada Familia, un reto que no acabaría de lograrse ni en siglos y no quiero acabar como el pobre Antoni Gaudí, atropellada por un tranvía por agacharme a recoger la moneda que alguien dejó tan amablemente en medio de las vías del medio de transporte. 
Vamos a llamarlos Los Sith y los Jedi. Yo me voy a incluir en el bando de los Sith. Me molan más. Sí, suelen considerarse el bando de los malos, pero me atrae el lado oscuro y aunque parezca mentira suele ser más sensato que el de los Jedi con esos principios tan restrictivos. Los Sith tenemos más libertad para hacer los que nos salga de las mismísimas pelotas mientras que los Jedi se rigen por sus estrictas normas en las que con tan solo un pequeño fallo en los cálculos de su espléndido plan, se ven con la potestad suficiente para expulsarte de sus vidas sin ni siquiera una explicación razonable que de pie a posibles hipótesis sobre qué gran fallo hemos cometido para ser expulsados de la órden. Mientras tanto, también van buscando nuevos adeptos que reclutar para su sociedad secreta (que de secreta poco tiene, porque les canta la almeja por bulerías).
Bueno, pues resulta que los Jedi no aceptan que el lado oscuro de la fuerza pueda tener más capacidad para elegir sobre algo que los Sith. Según ellos o aceptas lo que te ofrecen, o te destierran a lo más profundo del tártaro, allí donde esta Mordor y toda la lava esa que hace que te mueras de calor, ¡uy perdón! me estoy yendo de mundo...Pero en definitiva es eso. O elijes lo que te dan los Jedi o te conviertes en alguien con capacidad para pensar, elegir lo que quieres y con quien quieres juntarte sin examinar a los individuos a fondo, fijándote si en su orificio nasal hay pelos con secreciones medio resecas colgando, de esas tan molestas por las que no tienes más remedio que utilizar tus propios dedos para retirarlas y dejar de sentir como ese moco asesino intenta arrancarte el vello
A opinión personal, prefiero pertenecer al bando de los "malvados", siendo capaz de elegir por mí misma a dónde quiero pertenecer, lo que quiero hacer y con quien me quiero juntar sin que me juzguen por ello. Soy libre de elegir donde quiero estar y los Sith me acogen en su seno y me dejan opinar libremente sobre lo que veo y me parece bien, al igual que lo que veo y me parece mal. Puedo compartir gustos con los Jedi en algún punto, pero ellos no aceptan que también gusten otras cosas. 

Conclusión: no importa la edad para comportarse como un niñato, pero tengo la efímera esperanza de que los Jedi algún día comprendan que no todo el mundo está cortado por un mismo patrón de pensamiento y cada uno es libre de decir por que derroteros van sus pensamientos, teniendo la oportunidad de tirar para adelante con lo que creen, dar su libre expresión sobre algo y opinar de forma civilizada sin que alguien se crea con el poder para eliminar y enterrar a una persona por no tener las mismas creencias.

¡Y con esto y un bizcocho, me despido de mi primera historia!


Fdo. La Arpía



miércoles, 27 de noviembre de 2013

Bienvenidos a la casa de la arpía

No hay nada mejor que encontrar un lugar para que uno desahogue sus cosas. Un rincón en el que poder ser uno mismo, contado cosas que en realidad a la gente no le importan en absoluto, pero que nosotros mismos, para sentirnos mejor, decidimos explicarlas de forma anónima para creernos que así se arreglaran.
Por desgracia, no se arreglan, pero ayuda escribirlo, contarlo, relatarlo o lo que sea que queramos hacer con esta información.

¿Por qué me llamo la Arpía? Fácil.

Os dejo la definición de Arpía según la mitología griega para que os hagáis un poco a la idea. 
En la mitología griega, las Harpías o Arpías (en griego antiguo Άρπυια Harpyia, ‘que vuela y saquea’) eran inicialmente seres con apariencia de hermosas mujeres aladas, cuyo cometido principal era hacer cumplir el castigo impuesto por Zeus a Fineo: valiéndose de su capacidad de volar, robaban continuamente la comida de aquél antes de que pudiera tomarla. Esto las llevó a pelear contra los Argonautas. 
En tradiciones posteriores fueron transformadas en genios maléficos con cuerpo de ave de rapiña, horrendo rostro de mujer, orejas de oso y afiladas garras, que llevaban consigo tempestades, pestes e infortunio. Esta es la forma que acabó por imponerse y que ha pervivido hasta la actualidad.


Las arpías tienen dos caras, la buena y la mala. Yo vuelo por el mundo en busca de saquear la información para desentrañarla y sacar mis propias conclusiones e ideas, puedo ser o muy buena o también muy mala así que me parece un nombre bastante idóneo para ponerme, ya que quiero mantener mi identidad oculta ante miradas y personas indiscretas.

La finalidad de este blog es contar cosas sobre mi día a día y criticar ciertas cosas que me parecen políticamente incorrectas. Siempre manteniendo el anonimato. No vaya a ser que entonces aparezcan más Arpías desde las cuevas mas recónditas del Universo y se inicie una guerra.

Bienvenidos a las historias de la arpía y espero vuestros comentarios